martes, 25 de noviembre de 2014

Sexo después de los 65

Cambios físicos y psicológicos
Esa llamada Tercera Edad se inicia a partir de los 65 años, pero los cambios físicos y psicológicos pueden aparecer antes. El psicólogo y sexólogo Juan Macías Ramírez expone los principales cambios que se producen. En el hombre, se tarda más tiempo en obtener una erección y el tiempo entre ésta y la siguiente es mayor. El orgasmo es más difícil de alcanzar y de menor duración, se produce menos líquido lubricante natural y el deseo tiende a disminuir.
En la mujer, indica el experto, la vagina pierde elasticidad y se acorta, la capacidad de lubricar de forma natural disminuye, los orgasmos son menos intensos y con mayores contracciones, y los ovarios se atrofian y disminuye la producción de andrógenos, lo que también puede "afectar" al interés sexual. "Es frecuente también en mujeres la falta de deseo", añade el profesional.
Además de estas limitaciones propias de la edad, los cambios psicológicos y los socioemocionales ocupan también un lugar importante en esta etapa. Silvia Cintrano, directora de la Unidad de Sexología del Instituto Centta de Madrid, enumera varios factores importantes que influyen en la conducta sexual. Uno es el aumento de la prevalencia de ansiedad y depresión, siendo la falta de deseo uno de los efectos secundarios de estas medicaciones.
"Es cierto que en esta etapa hay un descenso general de la actividad sexual en ambos sexos, pero no significa que desaparezcan", asegura por su parte Cintrano. Y recalca que a pesar de que no tengamos una "pareja sexual" a nuestro lado, no significa que esta función haya terminado.
Macías Ramírez indica, según un estudio elaborado por la Sociedad de Medicina de Familia, que el 60% de los mayores de 65 años dice tener una vida sexual satisfactoria, con una media de cuatro encuentros al mes. El 40% restante dice tener problemas para obtener satisfacción plena. "Buena parte de estos datos reflejan la realidad de muchas personas viudas que han renunciado al sexo por ausencia de sus parejas, especialmente las mujeres"
Claves y beneficios
La sexualidad, dicen los expertos, es un área fundamental e insuprimible en nuestra vida y el sexo es beneficioso en tanto que es fuente de salud y bienestar.
Disfrutar de nuestra sexualidad, explica Cintrano, nos ayuda a tener una buena imagen de nosotros mismos, eleva nuestro estado de ánimo y ayuda a protegernos del estrés y de estados emocionales de ansiedad y depresión. Por otro lado, asegura que el sexo en esta etapa de la vida trae consigo numerosos beneficios físicos: ayuda a fortalecer la musculatura y los huesos y a mantenernos en buena forma física, mejora el sistema inmunológico, porque a través de los pensamientos positivos y el buen humor que nos genera potencia la acción de los leucocitos.
Asimismo, contribuye a disminuir la hipertensión arterial y a mejorar la salud cardiovascular. El sexo contribuye a "reducir el dolor" -sea cual sea-, porque durante la actividad sexual se liberan endorfinas, sustancias que actúan en el cerebro proporcionando placer. "En los hombres, además, reduce el riesgo de cáncer de próstata y en las mujeres ayuda a mantener un buen tono de la musculatura pélvica y al buen estado de la vagina en la menopausia", recalca la experta.
No hay que olvidar, entonces, que es una etapa más de nuestro desarrollo evolutivo y que tan sólo hay que adaptarse a las circunstancias, pero "es posible una vivencia plena, satisfactoria y sana de la sexualidad", afirma Macías Ramírez. De hecho, algunas ventajas en esta etapa son que los juegos sexuales previos y posteriores cobran más protagonismo y ayudan a ampliar la sexualidad más allá del coito. "Se cuenta con más experiencia y madurez para las fantasías, la erótica, la expresión afectiva y la comunicación".

Y es precisamente en la comunicación, donde quiere incidir Martínez. A los hombres les cuesta ir al urólogo y las mujeres "no se les ha dado permiso para explorarse" y ceden muchas veces la responsabilidad de su propio placer al hombre. Por ello, es fundamental la comunicación, enriquecer el momento de las relaciones: que haya flexibilidad en éstas, que disfruten del tiempo libre y que haya cambios que enriquezcan la rutina. "La sexualidad es como el termómetro de la pareja".La sexualidad de nuestros mayores es un tema poco tratado, incluso silenciado, como una especie de tabú. Sin embargo, los cambios demográficos nos obligan a desterrar este tabú, y a centrar la atención en este segmento de la población en todos los aspectos. No en vano la población europea está envejeciendo y en unos años,  más del 50% pertenecerá a la Tercera Edad. Es por eso que los temas concernientes a las personas mayores tendrán un peso cada vez mayor en nuestra sociedad, y dentro de esos temas está también el de la sexualidad.
Sexo después de los 65
Aunque no pensemos en ello, lo cierto es que la vida sexual de los mayores es una realidad. Según una encuesta realizada recientemente en España sobre salud y sexualidad, el 62,3% de los hombres mayores de 65 años se declaran sexualmente activos, frente al 37,4% de las mujeres de esa misma edad. Dejando a un lado la sorprendente variación entre la actitud de los hombres y la de las mujeres, estos datos constatan que la edad no es un impedimento para el desarrollo de la actividad sexual. Y es que si no hay una incapacidad física manifiesta, el sexo puede seguir siendo una fuente de satisfacción a cualquier edad. Necesariamente se darán limitaciones en cuanto a las prácticas, derivadas de una menor movilidad con el paso de los años, o incluso a causa de algunas enfermedades, pero la consecución del placer está al alcance de todos en cualquier etapa de la vida.
Cambios en la conducta sexual
Es evidente que con el paso del tiempo, el cuerpo va sufriendo determinados cambios y los órganos sexuales son susceptibles a esos cambios. Algunos de los inconvenientes que pueden aparecer con la edad son, en el caso de los hombres, una capacidad más lenta de excitación y erecciones menos duraderas. Por su parte, las mujeres suelen presentarsequedad vaginal, así como cambios de elasticidad en la vagina. Pero estos inconvenientes pueden ser fácilmente solventados con la actitud adecuada. Sólo en algunos casos se necesitan medicamentos. Será necesario dedicar más tiempo a los juegos preliminares para lograr que ambos alcancen la excitación adecuada. Y también es conveniente explorar nuevos lugares, nuevas posturas o nuevos estímulos.
La mayor limitación que encuentran las personas mayores a la hora de tener una vida sexual activa es la salud. Un cuerpo maltratado por largas enfermedades o por la ingesta de medicamentos es muchas veces un impedimento para la práctica sexual.
Otro factor que limita bastante es la falta de pareja. La viudedad a una edad avanzada puede provocar la falta de deseo de buscar un nuevo compañero sexual. Además, es normal que ciertas personas mayores incorporen en su bagaje cultural aspectos negativos sobre el sexo. Y las mujeres son especialmente sensibles a estos prejuicios. Por eso es necesario afrontar el sexo en la madurez como algo tan natural como en la juventud, con la ventaja añadida de que uno conoce mejor su propio cuerpo y sus reacciones.
Olvidarse de presiones familiares y convencionalismos es fundamental para poder disfrutar de la pareja y de uno mismo. Y no estaría de más que se produjera también un cambio de actitud en el resto de la población para empezar a ver a los más mayores como personas libres y conscientes que siguen disfrutando de una vida sexual activa.


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