Un masoquista, desde mi punto de vista, es un individuo que
encuentra un enorme placer cuando se inflinge o se le inflinge dolor por otra
persona. Al contrario que un sádico, que es quien siente ese placer al
inflingirlo a otros. El sado-masoquista, goza de ambos, y el Marques de Sade,
desde mi punto de vista, está mal clasificado y da nombre a una actividad
distante de su tendencia, ya que era más un masoquista que sádico, aunque esta
parte de su inclinación era moderada, como muchos seres humanos, que sienten
cierto gusto por el dolor moderadísimo en las relaciones sexuales, que les
aporta un elemento excitante. Además el Marqués, era un extraordinario escritor
de relatos eróticos y más aún un magnífico relator o lector de sus escritos.
Un Hedonista, es un individuo que acepta y a veces escoge el dolor y la vía del sufrimiento, para demostrar que es capaz de soportarlo, con lo que de vanidad y vanagloria implica. Presumen de lo que son capaces de soportar.
Es mi opinión, no una percepción, luego fruto de argumentario y por lo tanto rebatible asimismo con argumentos, nunca con disquisiciones.
¿Somos masoquistas o hedonistas? ¿Cuál es la razón de esta pasividad pasmosa ante el desastre que la sociedad entera adopta, votantes, partidos políticos, sindicatos, empresarios, asociaciones y comunidades, está como paralizada, inane, y absolutamente desnortada sin un plan serio y concreto para salir de esta crisis a corto plazo y evitar a medio y a largo que seamos tan vulnerables ante ella? ¿Esperan el santo advenimiento, la “chispa española”, la suerte del ignorante? Fíense de estos y no corran que verán.
Las Corrientes que dan origen al romanticismo alemán Sturm und Drang, traducidas “Tormenta por libertad e ímpetu por empuje”, marcan en la novela las fases de su desarrollo, avanzando sobre la tripleta clásica de “planteamiento, nudo y desenlace”. La obra se convierte en Drama y es su naturaleza, hasta que se derrama la sangre la Anglosajona “first blood”, entonces deviene en Tragedia, y casi siempre es irreversible en sus acontecimientos.
Llego pues a la conclusión que estando afortunadamente aún en el estadio de los dramas, deberíamos unirnos bajo el lema de “si se puede”, y resolver lo que nos atormenta, de la misma manera de cómo nos llegó. Lo que unos votos desarreglaron, otros votos pueden enmendarlo. No deberiámos esperar más. Lo que no sirve se bota, y lo que no funciona se cambia.
Hace falta valentía, hace falta dignidad, hace falta desprendimiento, grandeza y magnanimidad.
Un Hedonista, es un individuo que acepta y a veces escoge el dolor y la vía del sufrimiento, para demostrar que es capaz de soportarlo, con lo que de vanidad y vanagloria implica. Presumen de lo que son capaces de soportar.
Es mi opinión, no una percepción, luego fruto de argumentario y por lo tanto rebatible asimismo con argumentos, nunca con disquisiciones.
¿Somos masoquistas o hedonistas? ¿Cuál es la razón de esta pasividad pasmosa ante el desastre que la sociedad entera adopta, votantes, partidos políticos, sindicatos, empresarios, asociaciones y comunidades, está como paralizada, inane, y absolutamente desnortada sin un plan serio y concreto para salir de esta crisis a corto plazo y evitar a medio y a largo que seamos tan vulnerables ante ella? ¿Esperan el santo advenimiento, la “chispa española”, la suerte del ignorante? Fíense de estos y no corran que verán.
Las Corrientes que dan origen al romanticismo alemán Sturm und Drang, traducidas “Tormenta por libertad e ímpetu por empuje”, marcan en la novela las fases de su desarrollo, avanzando sobre la tripleta clásica de “planteamiento, nudo y desenlace”. La obra se convierte en Drama y es su naturaleza, hasta que se derrama la sangre la Anglosajona “first blood”, entonces deviene en Tragedia, y casi siempre es irreversible en sus acontecimientos.
Llego pues a la conclusión que estando afortunadamente aún en el estadio de los dramas, deberíamos unirnos bajo el lema de “si se puede”, y resolver lo que nos atormenta, de la misma manera de cómo nos llegó. Lo que unos votos desarreglaron, otros votos pueden enmendarlo. No deberiámos esperar más. Lo que no sirve se bota, y lo que no funciona se cambia.
Hace falta valentía, hace falta dignidad, hace falta desprendimiento, grandeza y magnanimidad.
Y puesto que únicamente los políticos pueden resolverlo de una
manera rápida y sin grandes cataclismos, apelo a ellos y a su deber de proteger
a los ciudadanos, sus electores, más que a sus intereses propios, y puesto que
ellos los eligieron para que les dieran bienestar y no dramas que
desafortunadamente puedan desembocar en tragedias, cambien la esperpéntica
situación a la que este gobierno-desastroso- y este “Llevador”, nos ha
conducido y no parece que quiera, ni pueda enmendar.
Vivan los capaces, que protejan a los incapaces, incluso de ellos mismos, pero que no gobiernen.
Vivan los capaces, que protejan a los incapaces, incluso de ellos mismos, pero que no gobiernen.
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