Las investigaciones indican que
mientras se conserve un buen estado de salud no hay motivo alguno para que el
interés y las prácticas sexuales desaparezcan. Es, por lo tanto, importante
ubicar la vida sexual de las personas de edad dentro de su contexto psicológico
y de comportamiento. De esta manera, se observa que la forma de ejercer la sexualidad
durante la vejez está determinada por la actitud que el sujeto ha tenido ante
el sexo durante toda su vida. Quienes viven mal la sexualidad en su etapa de la
madurez son las personas que se han quedado limitadas a un modelo juvenil, o
incluso adolescente, de las relaciones amorosas y sexuales.
Mientras se conserve un buen estado
de salud no hay motivo para que el interés y las prácticas sexuales
desaparezcan
La sexualidad en la madurez ofrece
experimentadas la riqueza de haber profundizado en todos los aspectos y
posibilidades del encanto amoroso. Se conocen hasta en los detalles más
mínimos, propios y de la pareja, cada uno tiene una experiencia completa del
cuerpo del otro, sabe exactamente cómo darle placer. Basta con un gesto, una
mirada, una sonrisa para desencadenar la magia que lleva al máximo gozo.
La desinformación y la creencia de
que la práctica de la sexualidad es exclusiva de la población joven y que
desaparece en la senectud (asexuación del mayor) influyen de modo significativo
en la conducta sexual de las personas maduras. Otros factores que también
dificultan llevar adelante una buena sexualidad son la falta de pareja sexual,
la historia sexual previa, las dificultades económicas y sociales, y las
condiciones físicas, sin menospreciar los factores de actitudes y las creencias
personales.
Sin embargo, los avances médicos y la
mayor esperanza de vida, junto con la instauración de la creencia de que la
sexualidad y la afectividad son connaturales en la persona y sólo deben
finalizar con la muerte, confirman que ni el interés ni la actividad sexual
desaparecen en las personas mayores. Sí es cierto que la sexualidad se
transforma con la edad, pero según los estudios, más del 85% de las personas
mayores de 60 años disfrutan de sus actividades sexuales.
Los
problemas de vivir la sexualidad en la edad madura
Los problemas más frecuentes que se
encuentran y que limitan o impiden un desarrollo completo de la vida sexual de
las personas maduras son:
- La falta de pareja: la mayoría de las personas de 75 o más años de edad son viudos o viudas.
- La carencia de privacidad: la mayoría viven en residencias o con familiares.
- La limitación de su autonomía.
- La dependencia del entorno.
- La dificultad física para mantener relaciones sexuales.
Los cambios que produce la edad en
relación a la respuestas sexual no hay por qué verlos desde una perspectiva
negativa y sin solución
Con la edad hay cambios generales en
la respuesta sexual humana, pero no todos han de considerarse negativos y sin
solución. Lo que sucede es que la desinformación y la ignorancia sobre la
propia sexualidad son más comunes de lo que se cree. Y no sólo en esta etapa de
la vida, aunque es en ésta donde se hace más necesario cambiar de actitud y
rescatar la bondad de la sexualidad de los mayores y reivindicarla como un
derecho que mejora calidad de vida. Para ello, tenemos que favorecer una serie
de transformaciones en el plano social y personal.
Desde la perspectiva social es necesario:
- Desterrar los mitos que convierten la sexualidad en la edad madura como algo inexistente, imposible o reprobable.
- Aceptar unas actitudes positivas que llevan a ver la sexualidad como algo inherente al ser humano.
- Fomentar que los profesionales y las instituciones desarrollen programas específicos, organismos públicos y privados que aborden la sexualidad de los mayores.
- Desde la perspectiva individual hay que asumir que se producen cambios a nivel físico y psicológico, pero que hay que trasformar la vivencia de la sexualidad.
- Las maneras de hacerlo son:
- Primar la calidad a cantidad.
- Valorar la extensión y variabilidad de la expresión sexual más allá del coito. - Hacer menos hincapié en metas o resultados y dar más importancia al placer, las caricias y las sensaciones.
- Utilizar estímulos adecuados, la práctica y frecuencia que cada situación requiera.
- Convencerse de que no se debe apagar el deseo de vivir y de que se puede disfrutar con el mismo entusiasmo que antes.
- Reivindicar el clítoris como un componente importante para la excitación y el orgasmo.
- Saber que el control eyaculatorio mejorado del hombre de edad permite una relación más prolongada, antes del orgasmo, lo que puede aumentar el placer de la mujer.
- Conocer que el hombre de edad requiere de un contacto genital directo mayor para la excitación o el orgasmo.