viernes, 24 de enero de 2014

AFANISIS

INTRODUCCIÓN

Con Descartes se inaugura una nueva concepción de interpretar el mundo,  de una manera mucho más radical que todas las modificaciones, necesariamente fueron sucediendo a lo largo de la historia. Antes de Descartes, la existencia del mundo exterior y sensible, es decir lo corpóreo, material, era un dato dado, sobre lo cual se trabajaba, pero prácticamente no se cuestionaba. La gran revolución cartesiana, consiste justamente en la  “duda metódica”, llega a dudar incluso de estos cuerpos externos y de su propia existencia y va a recorrer el camino inverso porque el fundamento de credibilidad de la existencia del mundo exterior va a partir, no ya de las sensaciones externas captadas por los  sentidos, sino del propio pensamiento, con su célebre cogito ergo sum (pienso, entonces soy). Entonces, el conocimiento no va a partir en Descartes desde el mundo sensible y externo, sino que va a partir del propio pensamiento y de este pensamiento intentará demostrar la existencia del mundo exterior y del propio cuerpo. Quedando fijada  la visión cartesiana, la primacía del pensamiento en el proceso cognoscitivo sobre las sensaciones corporales.
 En nuestro tema, afánisis ampliamente considerados que repercuten en lo corporal; separando  así su cuerpo, vaciándolo de goce para la subversión del sujeto encarnice y apropie la consistencia de lo imaginario.
DESARROLLO


“El cuerpo es como piel que retiene en su bolsa un montón de órganos. El parletre, el adora su cuerpo porque cree que lo tiene. En realidad no lo tiene, pero su cuerpo es un única consistencia mental”
Jacques-Marie Émile Lacan

AFÁNISIS


El sujeto para el psicoanálisis, no es la persona, no es el individuo,  es que a partir de la cogitación cartesiana se introduce al sujeto en tanto pensante. Freud, de este sujeto cartesiano, extrae al sujeto del inconsciente. Se trata entonces, del sujeto del inconsciente  sujeto del deseo. Una condición relevante para la existencia,  es el lenguaje y el sujeto en tanto efecto, es un efecto de lenguaje. El sujeto es un efecto del significante no aparece nunca en el enunciado aparece en la enunciación.
Hablar  armar una frase sitúa en diferentes posiciones al sujeto que habla: el sujeto se sitúa en una determinada posición en el discurso. Dicha posición es sí solo sí, respecto de la castración o de la falta. Se considera la posición entonces como la relación del sujeto a la función de la falta; y tenemos tres posiciones posibles tres estructuras, estructura en el sentido matemático del término, Neurosis, Psicosis y  Perversión. Volviendo al sujeto, diré que está entre significantes.
El significado literal de esta palabra griega es "desaparición". Fue introducida en psicoanálisis por Ernest Jones, quien la utilizó para designar "la desaparición del deseo sexual" (Jones, 1927). Para Jones, el miedo a la afánisis existe en ambos sexos y da origen al complejo de castración en los varones y a la envidia del pene en las niñas. 
Lacan retoma el término de Jones, pero modificándolo sustancialmente. Para Lacan la afánisis no significa la desaparición del deseo sino la desaparición del sujeto.  La afánisis del sujeto es su desvanecimiento o desdibujamiento gradual su división fundamental que instituye la dialéctica del deseo. La desaparición del deseo no es el motivo del miedo; lejos de ello, constituye precisamente aquello a lo que el neurótico apunta; el neurótico trata de escudarse ante su deseo, de hacerlo a un lado. 


Lacan emplea también otro término "fading", de un modo que lo hace sinónimo de afánisis. La palabra "fading" que Lacan emplea directamente en ingles se refiere a la desaparición del sujeto en el proceso de la alienación. Este término es empleado por Lacan cuando describe los MATEMAS de la pulsión y el fantasma: el sujeto sufre un "fading" o "desaparece" ante la demanda y ante el objeto, como lo indica el hecho de que en esos matemas el sujeto aparece barrado.
“La fase precoz del desarrollo de la sexualidad femenina” presentado en el Congreso de la IPA,  Ernest Jones explicó que el miedo a la castración en el hombre toma en la mujer la forma de un miedo a la separación o el abandono. Llamó entonces afánisis a lo que tienen en común los dos sexos en cuanto a este miedo fundamental, que según él deriva de una angustia ligada a la abolición del deseo o de la capacidad de desear.
En 1963, Jacques Lacan criticó esta concepción para situar la abolición del lado de un desvanecimiento –o fading- del sujeto. Jones justifica el recurso al concepto afánisis por dos razones:
En primer lugar para destacar la amplitud y el carácter absoluto de la cosa temida que pudiera significar el aniquilamiento total de la capacidad de satisfacción sexual, ya sea directa o indirecta.
En segundo lugar para tratar de ofrecer una representación intelectual de algo que no tiene contrapartida ideativa alguna en la mente de un niño. “En la neurosis de ansiedad, por ejemplo, existe según Freud la creación automática de un estado emocional de ansiedad, más bien que un estado de temor producido por la idea consciente o inconsciente de peligro específico alguno”.
Jones sostiene que para abordar el temor es preciso remontarse a la situación traumática primaria y conviene con Freud en que “desde un principio, esta ansiedad temprana se relaciona en forma absolutamente directa con la situación de la simple privación libidinal.
Antiguamente la DSF, se consideraba la forma de impotencia que ocurría en la mujer. Hoy sabemos que la DSF no es la mujer que no puede disfrutar del sexo, sino la ausencia de placer en las relaciones sexuales.
Las causas se desconocen las de tipo orgánico son escasa (problemas hormonales, diabetes, esclerosis en placas). Por lo que se piensa más que son de tipo psicológico (trauma infantil, desvalorización de la sexualidad, falta de confianza en sí misma, asociar placer sexual con sentimiento de culpa, la pareja).
Se ha estudiado desde distintos puntos de vista sobre el tema. Freud, consideraba que la sexualidad en la mujer evolucionaba de forma más difícil que para el hombre, resultando en alteraciones del placer sexual. Según Freud, pasamos por distintas etapas durante nuestra maduración hacía la sexualidad. Incluso consideraba que la mujer debía pasar por relaciones homosexuales para conocer su verdadero placer sexual (algo similar consideraba en los hombres, solo que era menos tajante, quizás porque era hombre).
Sin embargo, hay que recordar que Freud incluía la homosexualidad como una perversión sexual psicológica que debía ser tratada. Algunos estudios consideran que la sexualidad de la mujer es más complicada porque sus zonas erógenas cambian con la edad, mientras que el hombre siempre tiene la misma zona erógena (adivinen cual es). Esto eventualmente explicaría la afirmación de Freud en el sentido de que una relación lésbica, ayudaría a la mujer a encontrar sus puntos de excitación. La teoría deja por fuera un asunto importante: NINGUNA mujer tiene las mismas zonas erógenas, es decir, una mujer de 25 años puede excitarse con la visión mientras otra de la misma edad lo hace con el tacto. La edad es referencial, puede ser a cualquier edad. El conocimiento de las zonas erógenas de la mujer no solo puede ser estudiado por otra mujer. Lo puede hacer un hombre, aunque según algunos, es más difícil para el hombre por su "simpleza" en su sexualidad.

CONCLUCIÓN


·         El inscociente de Freud, dice Lacan en el síntoma es la relación entre un cuerpo que nos extraña y algo que hace circulo y recta infinita.

·         Afanisis del cuerpo angustia oceanoca nombres de lo que no tiene dominación, de una angustia no terminaba de constituirse como tal, ya que esta es señal de un objeto que se recorta demasiado  presente.

BIBLIOGRÁFIA

  • Lacan, Jacques. "El seminario, Libro XI: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis" (1964). Ed.Paidós, Buenos Aires. Clase 18, apartado 2 y Clase 19, apartado 1.



No hay comentarios:

Publicar un comentario